Érase una vez una loba, Canvi, una loba diferente. A diferencia del resto de los
lobos, quienes convivían en manada, ella vivía sola, sin buscar la compañía de
los demás.
Los
demás lobos la rechazaban por ello, la consideraban egoísta por no tener ninguna
atadura más que ella. No entendían cómo podía vivir de esa forma, pues ellos no
sabían vivir solos, y necesitaban la manada para sentirse fuertes.
Cada
año los lobos apostaban que Canvi se daría cuenta de que así no se puede ser
feliz, y ansiosos esperaban la caída de la loba para manifestar que tenían razón
y reprochárselo a ella.
Sin embargo,
año tras año, la loba se hacía más fuerte en su soledad. Rechazando cualquier
tipo de vínculo o compromiso. Ella quería volar, viajar, vivir su vida de la
forma que consideraba mejor, y esa forma
era sola.
Aparentemente
podía resultar egoísta por su parte, rechazar a todo el mundo y desvincularse
de todo. Pero… ¿Quién se paraba a pensar en ella y en los motivos que
arrastraba para vivir así?
Quizá a
lo largo de su vida los lobos la enseñaron que no se puede confiar, que las
personas hacen daño. Que los que
consideras tus mejores amigos, al final son amigos para transformarse en
conocidos. ¿Quién la había avisado del dolor que causa sentirse sólo a pesar de
estar rodeado de gente? Eso no te lo enseña nadie, lo vives tú, lo sientes tú.
Quizá
la loba Canvi dio demasiadas oportunidades en su día, confió con todo su
corazón y se lo destrozaron, quiso y la abandonaron. Y no sólo una vez, sino
una tras otra, de forma que cada relación que se rompía hacía que su corazón se
enfriase, hasta que acabó convirtiéndose en hielo.
Quizá
la única razón para dejar de sufrir era desvincularse de todo, tenerse
únicamente a ella, pues era la única que no se haría daño. Quizá la única forma
de desvincularse es no tener un lugar fijo, o vivir a miles de kilómetros de
los lazos que intentan atarte…
De
verdad, qué fácil es criticar desde fuera todo lo diferente, todo lo que se sale
de lo ordinario. Qué fácil es no ponerse en la piel de los demás e intentar
comprender por qué hacen lo que hacen. Que sencillo es quedarte con la
apariencia sin indagar el fondo.
Puede
que la loba no viva una vida perfecta, puede que los ratos de soledad la
destrocen, la hagan llorar y sufrir, sufrir por no encontrar a alguien con quien
compartir la soledad para que ésta sea bonita en lugar de dolorosa.
Pero
joder, yo veo una loba fuerte, que sabe vivir sola, cosa que el resto no
soporta, una loba que aprendió a pensar en sí misma, a no necesitar a nadie.
Una loba independiente, que no tiene miedo a saltar al abismo al que nadie
salta y todos temen.
Una
loba diferente, que no permanecerá en los recuerdos de los demás lobos, pero
tampoco se arrepentirá de no haber hecho lo que quería en cada momento.
Una
loba que en lugar de desaparecer, que es lo fácil, vive al margen de todos de
la forma que más le beneficia a ella. Un alma libre, desligada, un alma que
nadie entiende pero, que ella sí lo hace, y al final es lo que cuenta, pues el
día del juicio descubrirás que sólo te has tenido a ti a lo largo de tu vida.
Que nunca has afrontado esa soledad permanente, y que en realidad no debería
ser mala, sin embargo, Canvi, ha vivido siempre con esa soledad, aceptándola y
queriéndola.
Dicen
que cuando se acaba tu vida, aparte de quedar una lápida, lo que verdaderamente
queda son los recuerdos que has dejado en otras personas, pues es lo que te
hace permanecer “vivo”, lo que hace que no desaparezcas. Pero si tú no
encuentras personas merecedoras de esos recuerdos, personas que saquen el 100%
de tu esencia... ¿Esos recuerdos no serían falsos porque tú no eras quién
verdaderamente eres? Quizá hay personas destinadas a vivir solas porque no son
comprendidas por nadie, porque no encuentran personas con las que compartir su
tiempo y sentirse bien consigo mismas a la par… Pero eso no significa que debamos
juzgarlas, considerarlas egoístas y malas… Son distintas formas de vivir y de
encontrar su felicidad.
¿Acaso
el fin de la vida no es encontrar lo que a ti te hace feliz? Buscar esa
felicidad cada día… Si tu felicidad no es estable, ¿no tiene verdadera valentía
buscarla de mil formas diferentes en lugar de estancarse y dejar que pase el
tiempo, que pase la vida y tú apagarte poco a poco por no saber vivir y por
perder la pista de la felicidad que desapareció por no haberla perseguido?
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