miércoles, 27 de septiembre de 2017

Te amo.



Te amo,
te amo de una manera inexplicable,
de una forma inconfesable,
de un modo contradictorio.


Te amo
con mis estados de ánimo que son muchos,
y cambian de humor continuamente.
por lo que ya sabes,
el tiempo, la vida, la muerte.


Te amo…
con el mundo que no entiendo,
con la gente que no comprende,
con la ambivalencia de mi alma,
con la incoherencia de mis actos,
con la fatalidad del destino,
con la conspiración del deseo,
con la ambigüedad de los hechos.


Aún cuando te digo que no te amo, te amo,
hasta cuando te engaño, no te engaño,
en el fondo, llevo a cabo un plan,
para amarte mejor.


Te amo…
sin reflexionar, inconscientemente,
irresponsablemente, espontáneamente,
involuntariamente, por instinto,
por impulso, irracionalmente.
En efecto no tengo argumentos lógicos,
ni siquiera improvisados
para fundamentar este amor que siento por ti,
que surgió misteriosamente de la nada,
que no ha resuelto mágicamente nada,
y que milagrosamente, de a poco, con poco y nada
ha mejorado lo peor de mí.


Te amo,
te amo con un cuerpo que no piensa,
con un corazón que no razona,
con una cabeza que no coordina.


Te amo
incomprensiblemente,
sin preguntarme por qué te amo,
sin importarme por qué te amo,
sin cuestionarme por qué te amo.


Te amo
sencillamente porque te amo,
yo mismo no sé por qué te amo.


Autor: Gianfranco Pagliaro


jueves, 7 de septiembre de 2017

Heidy.

Me hubiera gustado haberte tenido como compañera de vida, ha sido mi sueño desde pequeña. En lugar de tenerte a 330 km de mi, pero te quise de la mejor forma que pude en la distancia, y con los destinos que teníamos cada una.
Fueron muchas sonrisas las que me sacaste y también muchas lágrimas las que derramaba al decirte "hasta la próxima" diciendote adios pegada al cristal del coche.
Siempre he sabido que algún día al mirar a tu tejado alguien  me diría que ya no estás, y siempre me ha dado miedo pensar que la vez que te veía sería la última.
Recuerdo cual fue esa última vez, sentí que lo sería. Tú estabas ciega de un ojo, y a mi se me saltaron las lágrimas al verte tan vieja. Ambas hemos crecido, pero tu vida es más breve que la mía.. Aquel día pasó algo que algunos considerarían casualidad, pero yo llamo magia. Cuando lloraba, mientras te tocaba la pata, una lágrima salió de tu ojo y cayó en mi mano.
Siempre nos ha unido algo, y lo sabía cada persona que nos veía  juntas.
Quizá esas lágrimas fueron nuestro adiós.
He crecido contigo en mi corazón, y para mi siempre has sido magia.
Hoy me despido de ti.
Aunque no podré evitar mirar a tu tejado al pasar por la esquina de tu casa.
Te has ido pero para mi sigues en aquel tejado mirando a la luna, Heidy.




jueves, 3 de agosto de 2017

De corazón a corazón.

Tú has olvidado lo que nos une, humano, tú que fuiste como yo ahora eres mi enemigo. No estas conmigo. Sino contra mi.
Por que tú, te cres superior  a mi, y por eso crees tener el  derecho de matarme, comerme, meterme en una pecera donde me ahogo entre lágrimas , o exponerme disecado tras un cristal mientras tú  te diviertes... Has olvidado que mi corazón  y el tuyo tienen  el mismo valor, laten al mismo tiempo, viven al mismo tiempo.
Tú has olvidado un lenguaje  universal, que está basado en el respeto y el amor hacia los hijos de la naturaleza. Por eso no me oyes llorar y pedir ayuda, porque no sabes escucharme.
Y yo, a quien tu llamas animal y consideras una cosa en lugar de un ser, sólo  espero el día  en el que tu corazón humano pueda querer a mi corazón  animal. - María.


lunes, 5 de junio de 2017

Aparentar o ser.

Maldita manía por intentar ser todo menos nosotros mismos.
Como nos inyectan esos filtros en la cabeza, sin manchas en la cara, con ojos de otro color, pelo teñido, o tatuajes.
¿Por qué?
Cuando nos enseñarán a querernos tal y como somos, con nuestras arrugas, nuestra piel, nuestros ojos, estatura, peso o lo que sea que tengamos. ¿Cuándo viene esa parte? Porque se han quedado en el "me quiero pero..." en ver de en el "me quiero asi".
Nos pasamos la vida intentando mejorar nuestro envoltorio sin preocuparnos de que el interior se puede oxidar, pudrir o degradar.
Creamos un mundo falso de apariencias, en el cual no nos reconocemos en la realidad porque nos hemos quedado en el aparentar y hemos olvidado el ser.
A mi me entristece esta clase de aplicaciones la verdad, además de los valores e ideales que promueve me parece muy triste que intente cambiarnos.
Deberíamos aprender a querernos, a apreciar nuestras manchas y cicatrices, nuestros ojos y el dibujo que esconden, dibujo que es irremplazable. Aprender a valorar nuestra sonrisa con los dientes, más o menos torcidos, pero nuestra.
Necesitaba escribir esto al ver la aplicación, ojalá  os ayude, ojalá  os haga pensar, o simplemente ojalá  me leáis y estas palabras se queden en vosotros, algo es algo.
María.

jueves, 1 de junio de 2017

Tiempo volador

Vuelas, vuelas, vuelas,
Y nunca jamás te detienes.
Llevo toda una vida
Intentando conocerte,
Y detenerte,
Pedirte un suspiro.
No corras tan deprisa
Que así no te percibo.
Y si te escribo
Confieso
Que a veces siento
Ese suspiro que me das
Pues siento que te paras y dejas de volar,
Por un segundo,
En el que sus labios rozan
mis labios
y somos uno.
Y luego vuelves,
A recuperar ese parón
Y avanzas sin rencor
haciendo
Que ya no sea hoy sino mañana.
Y te odio por arrebatar de mis manos
Lo mas bonito que ha encontrado mi alma.
Amo esos segundos
En los que estoy a su lado,
Aumenta tu valor y me siento afortunada.
Lo que tu me regalas
Es la suerte de tenerle
Y poder compartir
El TIEMPO que tú eres.
Aquello que no vuelve,
Aquello que mantiene mi vida en el presente.
Tú me haces respirar,  sentir y caminar.
Sin ti no tengo nada...

De sonrisa a risa

Se torna tímida,
pero,
in crechendo se expande
en mi cara,
hasta estallar en una carcajada.
+¿Por que te ríes sola?
-¿Acaso no lloras solo? Río de felicidad, igual que lloro cuando estoy triste.
Pero hoy la oscuridad se va y el sol me ilumina.
Me ilumina tanto que incluso tú puedes ver mi luz.
Una sonrisa no es capaz de contener toda esta felicidad,
por eso me río,
porque sino reviento.
Reviento de felicidad,
¿habías escuchado esa expresión? Me la acabo de inventar.
La gente revienta de paciencia, de aguantar putadas, de tristeza o enfado, pero
¿porque no cambiamos las tornas y reventamos de alegría?
Hoy reviento, hoy me siento feliz.


viernes, 28 de abril de 2017

Quiérete.

Pequeña niña,
inocente,
fuiste juzgada por la sociedad
hicieras lo que hicieras,
haciendo lo que esperaban de ti
 y no lo que sentías,
maniatada en unos hilos dirigidos por todos, menos tú.
Hasta que rompiste esas cuerdas
o al menos dejaste de pensar que existían.
Dejaste de ser quién querían que fueras,
y empezaste a ser tú.
Más sola, más misteriosa, pero tú.
No pierdas tus ideales,
aunque no los puedas oler, tocar o besar,
te definen,
aunque lo que realmente te guía va más allá.
No te abandones, no te cambies,
 nadie es igual que tú,
eres única.
Da igual lo que te digan,
aunque te digan que todo lo haces mal,
no es cierto,
todo lo que haces te hace ser tú.
No está mal,
simplemente es diferente a lo que han hecho otras personas hasta ahora.
Nadie ha vivimos tus circunstancias,
 nadie ha estado en tu mente,
nadie ha vivido tu vida,
por lo tanto nadie ha actuado como tú.
Yo te doy fuerzas para que lo hagas,
puedo conocerte o no,
pero te regalo este consejo.
Sé tú, con tus virtudes y defectos,
ambos te definen,
sin ellos no eres.
Quiérete, quiérete más que a nadie,
cuando consigas hacerlo aprenderás a querer con toda tu alma,
aprenderás a proyectar ese amor a otra persona.
Pero para proyectarlo tiene que nacer de ti,
tú eres el origen.
Quiérete. -Mery.





lunes, 24 de abril de 2017

Suerte.

La suerte está en las pequeñas cosas.
Suerte es poder escuchar tu risa,
poder mirarte mirarme,
poder besarte solo despertar,
o despertarme de madrugada y sentirte abrazado a mi espalda.
Suerte es poder compartir mi tiempo contigo y que  aumente su valor.
Suerte es encontrar un compañero de vida como tú.
Suerte es buscar tu mirada entre los ojos de la gente,
y encontrarte en cada reflejo.
Suerte es soñar con los ojos abiertos.
y amarte en cada uno de mis profundos sueños.
Suerte es dejarte entrar en mi universo,
envolverte, y sentir como deja de ser mío,
para ser nuestro.
Suerte es poder compartir lo que me hace ser yo, contigo, y que me entiendas.
Suerte es sentirme querida,
y querer con todo el corazón y el alma.
Suerte es poder compartir mi soledad,
y que ésta se vuelva dulcemente acogedora.
Suerte es vivir, pero sobre todo sentirme viva.
Suerte es poder escuchar música celta de fondo mientras escribo qué es la suerte.
Suerte es haberte encontrado y que te hayas dejado encontrar.
Suerte es quererte en esta vida,
y en todas las vidas que pueda vivir.
Suerte es poder encontrar la mitad de mi alma, complementándola.
Suerte es crear un amor finitamente infinito contigo.
Suerte eres tú.


martes, 18 de abril de 2017

La esencia de tu alma.

Explosiona la pupila
dejando que las motas floten por el universo,
invadiéndolo, habitándolo.
Del centro más oscuro la luz emerge inundándolo todo,
bañando el infinito con sus rayos dorados

 que parecen nacer de una montaña,
de una espiral marrón de melanina,
origen de todo.
La luz decrece acercándose al abismo del iris,
donde un azul grisáceo limita el horizonte,
dando lugar al blanco en el que se haya todo.
Cuanto color en un universo tan pequeño,
de apenas dos centímetros,
reflejo de un universo infinito que se esconde bajo la piel.
Cuánta magia esconde una mirada,
déjame inmortalizar la esencia de tu alma. -Mery.

viernes, 31 de marzo de 2017

Sin ti, miento.


Erase una vez, un país muy lejano que conectaba la magia con la realidad.

En dicho reino vivía un joven llamado Diell, hijo de dos campesinos que habitaban el bosque Forelsket. Poca gente habitaba en dicho lugar, pues allí ocurrían cosas que la gente no sabía explicar, y por esta razón se asustaban. La familia de Diell era humilde, eran agricultores y trataban aquellas tierras con cariño y respeto. Amaban el bosque, y éste les devolvía su amor de vuelta.
Eran rechazados por la sociedad por ser diferentes, pues los humanos no entendían el amor que puedes sentir por los animales, las plantas o la naturaleza. El bosque era su refugio en el mundo.
En él vivían criaturas diferentes, cada una con un don y un poder, las diferencias entre ellas no importaban, pues hacían que cada una de ellas fuera única e irremplazable. La armonía del bosque se basada en el amor y el respeto.

Existía una criatura diferente a todas las criaturas de aquel frondoso lugar. Una criatura que era medio mágica medio humana. No encajaba en la sociedad, pero tampoco en el bosque. Se llamaba Qamar.
Ella tenía los ojos del color de la tierra y el pelo rojizo como la arcilla, en sus manos una galaxia asomaba entre sus pliegues. Tenía el don de escapar a otro mundo cuando cerraba los ojos, tenía el don de desaparecer. Con estas características estaréis pensando que era totalmente mágica, pero había una cosa que la diferenciaba del resto de criaturas. Ella no era hija del bosque, ella había nacido de dos humanos. Y aunque fue acogida por el bosque, no era una más como el resto. Era diferente dentro de todas las diferencias que existían. Y eso la hacía sentir sola y usar su don para encontrar la felicidad.

En el bosque existía una regla clara, los humanos no podían ver a las criaturas. Por eso, la única forma de relacionarse con ellos era a través del alma. Con su alma podían enviar vibraciones. Los humanos las sentían, pero no veían la criatura, y les resultaba imposible de explicar, pues ellos, no creían en la magia.
La familia de Diell si creía, aunque a él nunca le había sucedido. A diferencia del resto de humanos, ellos valoraban esas conexiones en vez de temerlas.
Cierto es que no sabían explicarlas, simplemente se limitaban a sentirlas.

Qamar nunca había enviado ninguna vibración a un humano, de hecho, no estaba segura de poder hacerlo. Lo intentó con animales, pero ellos la veían porque formaban parte del bosque.

Un día, Diell salió a recolectar frutos. Sentía una sensación que no había sentido antes. Trataba de poner nombre a dicho sentimiento, pero le resultaba muy difícil. Mientras recogía frutos inmerso en su pensamiento, una gran mariposa de colores hipnotizantes atravesó su mirada perdida, haciéndole volver a la realidad. Sus ojos se fijaron en sus alas, y por un instante el tiempo se detuvo. Pudo ver un reflejo de la magia del bosque en sus alas.
No dudó en seguirla, sentía que no podía perderla.

Mientras tanto, Qamar paseaba por el bosque, se sentía ausente, como si no hubiera vuelto a la realidad a pesar de haber abierto los ojos.
Oyó un ruido, era Diell persiguiendo a la mariposa.
Qamar no podía creerlo, era una persona real, nunca antes había visto una.
Al ver al joven, sintió tan intensamente que no podía expresarlo con palabras. El corazón le latía con tanta fuerza que llegó a asustarse por un momento, sus manos brillaban como si el universo que había dentro de ella quisiera atravesar su piel.
Sintió tan fuerte que quiso regalarle una vibración de su alma.
Sentía miedo de que él la rechazara, aunque su mayor miedo era no tener el don de hacerlo.
Para ella significaba regalar un pedazo de su alma a un humano, regalarle un poco de su magia.

Diell dejó de perseguir la mariposa, pues voló hacia el cielo y se perdió entre los árboles. Se sentía cansado, así que se sentó en el suelo. Sintió con más intensidad el sentimiento que trataba de encontrar antes de perseguir a la mariposa.
Cerró los ojos, y se concentró en lo más profundo de su mente para encontrarse.
¿Cómo podría imaginar que un presentimiento le había guiado hasta su destino?

Qamar, apoyada tras un árbol, se sentía preparada. Cerró los ojos, visualizó su alma, e hizo que saliera de su cuerpo llegando hasta Diell. Se quedó frente a él, y le admiró durante unos segundos.

Aunque él era humano, a ella le pareció pura magia.

El alma de Qamar, se posó en los labios de Diell y le regaló un beso que contenía una parte de su Ser. No había conseguido enviarle una vibración como el resto de criaturas mágicas, le estaba regalando algo mucho más grande.
Cuando el alma de Qamar abrazó la de Diell se sintieron completas, estaban hechas a medida.
Y aunque sus cuerpos no se conocieran nunca, sus almas no podrían olvidarse.
Pasarían la eternidad buscándose.

En el instante en el que la magia entró en él, su corazón comenzó a latín con fuerza, sin embargo, físicamente se quedó paralizado.
Sintió cómo la magia llegaba a su corazón, sintió vida, sintió amor.
Abrió los ojos, pero no vio nada.

Qamar continuaba frente a él, al ver sus ojos, se quedó sin respiración.
Pudo ver su universo a través de su iris, viéndose reflejada en él.
Y entonces lo sintió, se había enamorado.

Al dejar un pedazo de alma en el corazón de Diell, él también sentía amor, pero no podía verla a ella, por eso no podía explicar su sentir.

Porque sin ella, sin Qamar, mentía en su sentimiento.

Él, nunca pudo ver el cuerpo que contenía la parte del alma que le faltaba, sin embargo, nunca olvidó ese momento.
Por el día se recorría los bosques con la esperanza de encontrarla.
Por las noches, ella le visitaba en sueños, compartiendo su universo.
Aunque no consiguieron estar juntos realmente, nunca se separaron.



martes, 28 de marzo de 2017

La montaña de tus ojos.

Desde la cima de la montaña 
mis ojos te contemplan,
mirando al horizonte,
ignorando tu ausencia.
Tú y yo somos uno;
verde y marrón es la Tierra.
Inseparables colores
que en UN alma se aferran.
Y si me alejo de la cima
el vacío me acecha,
me atrapa y me atrae,
pero tú me liberas. 
Apareciendo en un un(i)verso
rodeados de estrellas;
Me resulta familiar, 
pero esto no es la Tierra,
Nadie lo conoce
ni sabe de su existencia.
Es nuestro universo,
tú y yo en
Un Verso.
Al que huimos para amarnos
cuando tu ser
acaricia mi yo más interno.
Nos fusionamos en un eclipse
de caricias, miradas y besos,
entonces me siento feliz;
Vivo, y vuelvo a nacer 
del hemisferio izquierdo de tu pecho. 
























-Mery Moon.

viernes, 24 de marzo de 2017

Perfectos defectos.

Que bonitas mis virtudes
y especiales mis defectos,
que bonito quererme
y que me quieran
con todo lo que tengo.
Que bonito poder decir
lo que  piensas sin miedo,
que bonito que te miren
y causar un sentimiento.
Que bonito reírte a carcajadas,
Que bonita tu mirada achinada,
Que bonita tu nariz plegada
cual gata que bufa acobardada.
Que bonitas tus manos alargadas,
Que bonito tu cuerpo en la madrugada,
Que bonitas tus ojeras de cansada,
Que bonitos esos pliegues de tu espalda,
O tu piel magullada.
Que bonitas cicatrices dibujadas
bajo historias pasadas.
Que bonita tu sonrisa disimulada,
Que bonitas tus mejillas tras ser piropeada.
Si te fijas en detalles podrás ver
los secretos que se esconden tras la piel,
Que hay belleza en cada hueco de tu ser,
y para verla hay que mirar con interés. -Mery.



jueves, 23 de febrero de 2017

Venecia.

De pequeña tenía un sueño,
conocer la ciudad de misterios.
Soñaba con perderme en sus calles,
 y recorrer el Gran Canal
con helado de sabores en mi paladar.
Consideraba mágica mi ciudad,
ciudad rodeada por las aguas del mar;
ciudad de máscaras,
ciudad del Carnaval,
ciudad de mis sueños
- "Venecia"-susurraba.
Mi sueño se hizo realidad,
la inigualable Venecia fui a visitar.
No hay palabras para aquella experiencia sin igual.
En tren llegué a la ciudad
y mis lágrimas se desataron al llegar.
En un hotel adorable nos fuimos a alojar,
todavía recuerdo el olor a cereales y café al despertar.
Por la noche, cerca del canal,
espaguetis con setas
cenamos cual manjar.
Caminando nos desorientamos,
pero Venecia no conocerás
hasta que en sus calles te pierdas
olvidando dónde estás;
y es entonces, cuando a ti te encontrarás.
La plaza de San Marco por la noche se inundó,
dentro de la catedral pudimos hacer un tour.
Catedral de oro, historias encantadas,
perderse entre tus paredes no tenía palabras.
El sol de Venecia parecía diferente
sentía su calor en lo más profundo de mi inconsciente.
En mi ciudad de ensueño una máscara me compré,
máscara que me recordaría que mi sueño realicé,
que fue real, no sólo lo soñé.
Y nunca, nunca, lo olvidaré.




Manos.

¿Una mano cualquiera? ¿tu mano? ¿mi mano? ¿ambas?
Ambas, la tuya y la mía.
Curiosa parte del cuerpo, a la vista de todos,
y recibiendo el respeto y valoración de pocos.
Dicen que lo que mucho se ve, y siempre está ahí,
no es valorado como se merece.
Esto le pasa a las manos.
Pasan desapercibidas, y sin embargo... Que necesarias son.
Manos.
Con ellas; creas, quieres, odias, expresas, sientes, tocas, esquivas, acaricias, pegas,
causas placer o dolor.
Todo, absolutamente todo, está en tus manos.
Manos.
Vosotras, me permitís expresarme,
me permitís hacer todo lo que sueño,
lo que siento, lo que adoro hacer,
me permitís hacer aquello que me hace sentir viva.
Vosotras, me permitís escribir,
por esta razón mi portaminas escribe estás palabras sobre mi cuaderno.
Me permitís nadar, y sentir que vuelo en el agua,
haciendo que me sienta libre, como si me hallara en otro mundo.
Vosotras, me permitís pintar,
expresando mi mundo interior y caótico,
creando nuevas realidades o reflejando las que ya existen.
Me permitís mostrar cariño, regalar caricias, dar amor, compartir mi calor con otra mano.
Sois, en parte, las puertas de mi ser (o una de ellas),
a través de las cuales, mi mundo se fusiona con el real y todo lo que en él habita.
Pero, lo que me resulta más intenso es
que se junten dos mundos a través de sus puertas, las manos,
que juntas, dejan de seer puertas para ser un puente; formando UNA unión.
Extender mi mano contra la tuya hasta que se junten,
mantenerlas unidas sintiendo como hacen el amor,
perder la noción del tiempo,
sintiendo, con el corazón ligado a tu mano.
Mano con mano, corazón con corazón.




viernes, 17 de febrero de 2017

Cinco puertas tiene mi alma.

Voy a hablaros de mis puertas,
o al menos lo que yo considero que son puentes para llegar a mí.
La primera puerta, sin duda, son los ojos.
Podría tirarme doce entradas hablando de ellos,
pues para mí es la parte más increíble que tenemos.
Por esta razón les tengo gran respeto.
Los ojos son un universo, seguro que estáis hartos de oír esta frase,
pero apuesto a que nunca habéis pensado en ella con el corazón en la mano.
LOS OJOS SON UN UNIVERSO,
cierra los ojos y piensa lo que esconde esa frase.
Aunque si esa frase es importante,
la que sí lo es, es la siguiente:
LOS OJOS SON LAS VENTANAS DEL ALMA.
Ahí te la dejo, sin vaselina.
Me es difícil hablar de ojos y las miradas.
Cuando lo hago tengo la sensación de que no puedo plasmar la plenitud de lo que siento,
y esto me causa un gran vacío,
las palabras no me llegan.
Os puedo hablar de ojos que enganchan,
de ojos que se hacen querer,
no por el color, sino por lo que en sí reflejan, y lo que en su interior esconden.
Os puedo hablar de miradas que me han transmitido más amor
que cualquier palabra que pueda salir de una boca.
También os puedo hablar de miradas que escondían un odio inimaginable,
y que realmente me hicieron sentir miedo.
Os puedo hablar de ojos que nunca me cansaría de mirar,
pues el universo que esconden es tan grande
que consigo sentir como su universo y el mío conectan,
creando algo más grande que nosotros mismos.
He aquí mi primera puerta,
la más relevante,
pues si ésta me dice que no me fíe... No habrán más puertas que abrir.
La segunda puerta tiene que ver con una parte del cuerpo que la gente tiende a no valorar,
las manos.
Las manos tienen un poder mágico,
que sólo si sabes apreciarlo y admirarlo, llegará a ti y se dejará conocer.
Las manos dicen mucho de nosotros, con ellas tocamos el mundo,
con ellas dejamos nuestra huella, con ellas palpamos la realidad,
con ellas podemos matar y hacer daño,
pero también podemos dar una cantidad innumerable de cariño con tan sólo una caricia.
Me encanta dar la mano, me encanta sentir como mi temperatura se funde con la de otra persona,
como mi calor consume su frío y viceversa.
Me encantan las manos calientes, y me da miedo cuando las mías carecen de ese calor,
sobre todo cuando siento mi corazón ardiendo y mis manos congeladas.
Cuando alguien tiene las manos frías me encanta calentárselas,
sintiendo su frío en las mías, como pica un poco el contraste de temperaturas,
me parece un momento sumamente cálido y acogedor,
al igual que me gusta sentir el frío de unas manos en mi cuello.
Esta segunda puerta tiene que ver con la conexión de las manos.
Al igual que adoro dar la mano, jugar con ellas y acariciarlas,
puedo sentirme sumamente incómoda dando la mano a alguien a quien no quiero dársela,
de hecho, a pesar de mi amor hacia las manos,
no soy una persona que de la mano a la gente,
pues para mi tiene un gran significado,
mientras que la persona a la que se la doy puede pensar que es un simple acto.
Sólo doy la mano a quién merece esa unión, o al menos a quién creo que puede merecerla.
Cada puerta es más intima y te acerca más al centro,
cada puerta lleva consigo un arma al que puedes acceder y con la que puedes hacerme daño,
está en ti dejar ese arma en cada puerta y no utilizarla,
o destrozar(me) todo.
La tercera puerta está entreabierta desde que accedes a la primera,
observando por la mirilla, siempre pendiente.
Esta puerta es la mente.
Simple y a la vez compleja,
todos sabemos si una persona nos gusta al prestar un poco de atención a sus palabras y a su pensar,
esta conexión es fundamental,
es la que provoca el sentimiento de querer conocer más y más a esa persona,
sentimiento de querer hablar con ella, y sobre todo escucharla.
Hay mentes que desde el primer momento son reacias a ti,
 hay otras que son indiferentes,
otras te gustan más o menos,
y luego están las mentes a las que es inútil tratar de ponerlas palabras,
 porque resulta imposible y no están a la altura.
Para entendernos, llamaré a éstas últimas "mentes diferentes".
Estas mentes causan un efecto en mi semejante a una droga,
son mentes que me parecen tan increíbles que tienen el poder de abrir el resto de puertas de forma mucho más sencilla que el resto de personas.
He conocido pocas mentes diferentes,
hecho que hace que sea mágico en momento en el que se cruza una en mi vida.
Las mentes diferentes consiguen establecer una unión directa con mi corazón,
antes de pasar el resto de puertas.
Siento amor hacia las personas que la poseen,
además de admiración, interés, ilusión, y cariño,
todos estos sentimientos están envueltos por miedo.
Sí, es un sentimiento negativo y reconozco que lo siento.
Siento miedo por perder a estas personas,
porque se vayan de mi vida de la misma forma que han entrado,
por idealizarlas y que no sean lo que pensaba,
siento miedo incluso porque cambien.
Y ese miedo es el que me muestra el valor que tienen esas personas.
La cuarta puerta es la boca.
En ocasiones esta puerta ha sido muy desvalorizada,
por mí y por otras personas a quienes permití su entrada.
Durante mi vida la he abierto ignorando el resto de puertas,
y como era de esperar entraron personas que cogieron el arma que la puerta escondía,
arma que se volvió en mi contra y me hizo desconfiar de todo.
Siempre he sentido fascinación por la puerta que se haya en mis labios.
La llave de esta puerta son los besos.
Con mi experiencia puedo decir que hay tantos tipos de besos como personas existen en el mundo.
Hay besos vacíos, que son simples roces de labios que no te transmiten nada,
que con el primero sientes que no necesitas más en tu vida.
Hay besos juguetones que enganchan,
son cómodos, cálidos, divertidos, e incluso excitantes,
te hacen querer más, y caer una y mil veces en esos labios,
sin embargo no te mueven por dentro.
En general suele deberse a que la puerta de la mente desconfía,
poniendo un pestillo que impide que esa persona llegue al corazón.
Estos besos te gustan mientras ambos estáis en la habitación que abren los labios,
pero al separaros sientes un gran vacío.
Estos besos tienen doble cara, parecen increíbles,
pero al no hacerte sentir, al no llegar al centro provocan un abismo que asusta.
Es como abrirte pero con un escudo, es un sí y un no, un "no me voy, pero tampoco quiero avanzar contigo".
Besos que te hacen sentir la famosa dualidad corazón-mente.
Estos besos, de verdad que destrozan, porque al sentir tanto en el momento y después nada
te hace pensar que no puedes sentir, que te es imposible, que tú eres el problema,
cuando el problema es que estás abriendo una puerta que debería estar cerrada, esperando.
Y después existen los besos que tienen lugar con las anteriores puertas abiertas,
y con el corazón entre él y tú.
Estos besos son inconfundibles,
son aquellos que sólo con rozar tu labio con el suyo sientes que todo tu ser está envuelto en ese beso.
Estos besos, aunque se dan con la boca, realmente se dan con el alma.
Estos besos, no se encuentran en cada esquina.
Estos besos te hacen sentir la esencia de la palabra amor,
te muestran porque no funcionó con otras personas,
te hacen sentir con cada recoveco de tu ser, con la mente, el corazón, el cuerpo y el alma.
Cuando das uno de estos besos, inevitablemente,
creas una unión que te supera, que te invade, creas una conexión  que va más allá de ti y de él,
una unión que a veces no se puede explicar, pero sientes que existe.
Creo que nos pasamos la vida soñando con estos besos,
besos que son reflejos del amor.
Van más allá de lo carnal, son besos espirituales.
Finalmente, está la puerta del sexo,
puerta que fusiona dos cuerpos de forma física y material,
reflejo de una unión de almas.
Esta puerta puede ser utilizada por simple placer,
pero nunca llegarás al centro de mi de esta forma.
Puedes abrir esta puerta sin abrir otras,
pero si no abres todas,
te perderás en el laberinto.
Hoy en día el sexo es utilizado como un arma de diversión,
arma de doble filo que a menudo hace que nos perdamos a nosotros mismos
por haber querido dar placer a otros a través de nuestro cuerpo.
El sexo es el grado máximo de fusión con otra persona,
y a menudo se practica de forma vacía,
concediéndole el poder de hacerte insensible,
provocando que caigas en un abismo de no sentir.
Esta es mi última puerta, cinco puertas diferentes conviven en mi cuerpo,
que ha pesar de sus diferencias están totalmente conectadas unas con otras.
Cinco puertas que te hacen conocerme,
cinco puertas que te permiten herirme,
cinco fuertes puertas,
guardianas de mi corazón, de mi ser, de mi alma.

  Mery Moon.

Ojo de corazón.


Te conozco,
Y mi corazón te observa,
Observa cada detalle,
Cada sentimiento que en él provocas.
Cada vez observa con más atención e interés,
Es a través de ese ojo
Como puedes entrar en mi músculo latente,
Porque los ojos son puertas,
Ellos ceden la cerradura,
Pues tú tienes la llave, en los tuyos.
Cuando el ojo de mi corazón se abre,
Todo cambia, todo es diferente,
Veo todo con otro sentir,
Supongo que se debe a tener otro ojo más activado,
Cuantos más ojos, más sentires.
A veces, ese ojo decide cerrarse,
Pues prefiere no ver,
prefiere cerrar la puerta con llave
Con la intención de proteger lo que hay detrás.
Ser la puerta principal conlleva responsabilidades.
El motivo de ese cerrar el ojo
Suele ser que, en ocasiones,
Se equivoca al mirar,
 confía y cede la su cerradura,
Dejando a entrar a alguien de llave oxidada que no mira por donde pisa,
Y que, aún sin intención,
 hiere al corazón que el ojo esconde.
Y entonces,
El ojo se cierra, y no sólo el ojo,
 sino que las manos y todas las puertas de tu ser se cierran,
Creando un laberinto de puertas con cerrojos para que nadie vuelva a llegar al centro.
Sólo aquel que decida abrir esas puertas,
preparado a que detrás de una haya otra,
pero sin la esperanza de llegar a la última,
conseguirá llegar al centro de (mi) laberinto. -Mery.

jueves, 16 de febrero de 2017

Sentimiento blanquinegro.

Hoy me siento blanco y negro,
en cierto sentido
me siento extremos.
Extremos que recogen entre sus oposiciones
el resto de infinitos colores,
todo lo que se haya entre uno y otro.
Hoy me siento,
Y eso ya es mucho sentir.
Hoy, ayer y mañana, me siento,
y me seguiré sintiendo hasta que el  centro de mi ser deje de enviar sangre a mis venas,
pues el día que deje de sentirme dejaré de vivir.
No me da miedo morir, sino no llegar viva a mi muerte.
Me siento, y gracias a eso puedo sentir a otras personas.
Me quiero, y por eso puedo querer(te),
Como una persona ajena a mí, diferente y semejante, extraña pero cómplice, desconocida compañera.
Llamadme loca por pensar que la vida es sentir,
pero no puedo conformarme sólo con lo visible a los ojos.
"Lo esencial es invisible a los ojos",
escuché hace unas semanas.
¿Acaso lo esencial no transcurre dentro de nuestra piel? ¿Cómo podrías verlo con las ventanas del alma y mirando hacia fuera? Si está dentro de ellas.
Gracias a ciertas personas, podemos mirar(nos) hacia adentro,
ellas nos enseñan a hacerlo,
y esas personas hacen en parte que seamos quienes somos;
la suma de ellas nos hace SER.
Esas mismas personas son quiénes nos recuerdan que tenemos alas que nos hacen volar, que tenemos pies que nos hacen caminar, que la ilusión es el motor de esas alas y esos pies, y que ese motor mueve nuestra vida haciéndola más completa.
Esas personas que respetan y a la vez comparten tu soledad,
permitiéndote ser tú y a la vez estando contigo.
Esas personas, son vida. -Mery.


viernes, 6 de enero de 2017

Un encuentro mágico.


Para contar este gran encuentro, he de remontarme al pasado.

Hace muchos años, tantos que ni lo recuerdo, para que os hagáis una idea…Hace más de una década, conocí un ser muy especial para mí. Digo ser porque no es una persona, aunque para mi adquirió funciones de ésta. Ella es Heidy.

Heidy, es una gata de mi pueblo, blanca y gris, con tonos marrones, orejas y hocico rosado. No recuerdo como nos conocimos exactamente, creo que en el parque del pueblo, empecé a acariciarla y a pasar cada vez más tiempo, hasta el punto de que me seguía a mi casa, pasando las tardes e incluso las noches en ella. Recuerdo que una de las noches, me levante de madrugada para dormir a su lado en mi garaje, pero mis padres se dieron cuenta y, evidentemente, me mandaron a mi habitación.

El vínculo que he tenido siempre con Heidy ha sido realmente especial, para mi, pero también ante los ojos de todo el mundo.

Heidy, se convirtió en mi amiga, y yo la consideraba como tal. Hasta el punto de no querer ir con amigos, pues prefería pasar el día a su lado, acariciándola, tumbadas en el sofá, la hablaba y yo sentía que me escuchaba, aunque no nos comunicáramos de la misma forma. Nadie entendía nuestra unión, pero para mi es de las cosas más mágicas que me han pasado.

Recuerdo una de mis despedidas cuando me iba a Madrid, ella, se quedó en medio de la carretera mirando como mi coche se alejaba, yo, de rodillas, miraba como cada vez se hacía más pequeña, como cada vez estaba más lejos… Recuerdo que mis ojos se llenaron de lágrimas, que pronto se trasformaron en sollozos. No podía parar de llorar, me dolía tanto separarme de ella…

Aunque hayan pasado muchísimos años, recuerdo como me hacía sentir, las sonrisas que me sacaba cuando se gozaba con mi mano hasta el punto de que se le caía la baba. Recuerdo como se frotaba con mis piernas, como nos mirábamos, lo mucho que me fascinaban sus grandes ojos verdes y marrones. Recuerdo que un día, un niño pequeño la fue a tocar mientras estaba conmigo, el niño le tiró del rabo, pues era muy pequeño, y Heidy maulló, yo, instantáneamente comencé a llorar porque sentía que la habían hecho daño.

Mis palabras no alcanzan para explicar mi relación con Heidy, por mucho que me esfuerce, no consigo capturar su magia, y me gusta, pues me demuestra lo grande y verdadera que es.

En la mayoría de mis dibujos, Heidy aparecía acompañándome, siempre la tenía presente. Por mi cumpleaños, me regalaron un colgante con la silueta de un gato, un gato que la representaba a ella. Llevé ese colgante durante cuatro años seguidos, sin quitármelo nunca. Últimamente me lo pongo mucho, de hecho, lo llevo conmigo en este momento.

Cada año, Heidy se hacía más mayor, salía menos de casa y la veía menos. Dejo de ir a mi casa, y comencé a ir yo a la suya, su dueña, me dejaba entrar y estar con ella en el patio. Es imposible calcular las horas que hemos pasado juntas.

Cada vez que venía al pueblo, iba a su casa. Su dueña, se mudó, y aunque Heidy se quedó, no podía verla siempre. Alguna vez tenía suerte y estaba fuera de casa, y podía estar con ella en la acera. Cada vez la veía menos, yo hice amigos, comencé a salir más, y Heidy y yo ya no estábamos tan unidas.

No verla no significaba que para mi hubiera dejado de ser importante, siempre preguntaba por ella. MI mayor miedo, era llegar al pueblo y que me dijeran que ya no estaba…

Heidy, tiene 19 años, mi edad. Llevaba alrededor de un año, o más, sin verla. Alguna vez la había visto en el tejado, pero no bajaba. Me conformaba con verla en lo alto y saber que estaba bien.

Hoy, cuando he pasado por su casa, he mirado al tejado con la esperanza de verla, y así ha sido. Ha comenzado a maullar, me conocía.

Sentía tanta impotencia por tenerla tan cerca y a la vez tan lejos, deseaba que bajara, o yo subir, pero no podía. Me senté en la acera, y desde el suelo la miraba. Ella maullaba y me miraba a mí, y así pasamos un largo rato. Después, intenté subir, pero no podía. El tejado era muy alto, sin embargo, a la derecha había un tejado más bajo, con una maceta donde me podía subir. Empecé a llamarla, y Heidy bajó por los tejados hasta llegar al más bajo. Era un tejado de unos 3 metros, quizá un poco menos. Subida en la maceta y estirando el brazo llegaba al borde del tejado, lo justo para poder acariciarla.

Estiré mi brazo, y enseguida Heidy junto su cabeza con mi mano. Comenzó a olerme, a maullar a frotarse, se le caía la baba, literalmente, y yo estiraba más y más mi brazo para acariciarla. Heidy ha cambiado, esta ciega del ojo derecho, más delgada, y apenas puede maullar. Me dolió verla tan vieja, tan demacrada. Sin embargo, nuestra unión seguía igual, sentía tanto cariño que los ojos se me llenaron de lágrimas. No podía dejar de mirarla, mi vieja amiga. He tenido tantas veces miedo por perderla… Y ahora estábamos juntas.

Aunque no era la posición más cómoda, aunque sintiera muchísimo frío y sobre todo la mano congelada, no podía separarme de ella, exactamente estuvimos una hora juntas, unidas por mi mano y su cabeza, acariciándola, mostrándola todo el cariño que siento por ella.

Ojalá pudiera llevármela, cuidarla, quererla, cada día del resto de su vida… Intenté bajarla del tejado, pero no podía, no quería asustarla tampoco.

Quería abrazarla, mirarla más cerca, sentirla más cerca, pero me conformaba con tenerla a unos metros, sentirla en mi mano, mirarla, y quererla.

Desde luego, el silencio es en ocasiones la mejor melodía, podría haber guardado este momento en mi mente, en mi corazón, y no haber intentado representarlo con mis palabras. Pero quería hacerlo, y mostraros, lo que puede llegar a aportar un animal, los sentimientos que puede transmitir, y estoy segura, que también los siente.



Ha sido un placer volver a verte, volver a sentirte, querida amiga.