Voy a hablaros de mis puertas,
o al menos lo que yo considero que son puentes para llegar a mí.
La primera puerta, sin duda, son los ojos.
Podría tirarme doce entradas hablando de ellos,
pues para mí es la parte más increíble que tenemos.
Por esta razón les tengo gran respeto.
Los ojos son un universo, seguro que estáis hartos de oír esta frase,
pero apuesto a que nunca habéis pensado en ella con el corazón en la mano.
LOS OJOS SON UN UNIVERSO,
cierra los ojos y piensa lo que esconde esa frase.
Aunque si esa frase es importante,
la que sí lo es, es la siguiente:
LOS OJOS SON LAS VENTANAS DEL ALMA.
Ahí te la dejo, sin vaselina.
Me es difícil hablar de ojos y las miradas.
Cuando lo hago tengo la sensación de que no puedo plasmar la plenitud de lo que siento,
y esto me causa un gran vacío,
las palabras no me llegan.
Os puedo hablar de ojos que enganchan,
de ojos que se hacen querer,
no por el color, sino por lo que en sí reflejan, y lo que en su interior esconden.
Os puedo hablar de miradas que me han transmitido más amor
que cualquier palabra que pueda salir de una boca.
También os puedo hablar de miradas que escondían un odio inimaginable,
y que realmente me hicieron sentir miedo.
Os puedo hablar de ojos que nunca me cansaría de mirar,
pues el universo que esconden es tan grande
que consigo sentir como su universo y el mío conectan,
creando algo más grande que nosotros mismos.
He aquí mi primera puerta,
la más relevante,
pues si ésta me dice que no me fíe... No habrán más puertas que abrir.
La segunda puerta tiene que ver con una parte del cuerpo que la gente tiende a no valorar,
las manos.
Las manos tienen un poder mágico,
que sólo si sabes apreciarlo y admirarlo, llegará a ti y se dejará conocer.
Las manos dicen mucho de nosotros, con ellas tocamos el mundo,
con ellas dejamos nuestra huella, con ellas palpamos la realidad,
con ellas podemos matar y hacer daño,
pero también podemos dar una cantidad innumerable de cariño con tan sólo una caricia.
Me encanta dar la mano, me encanta sentir como mi temperatura se funde con la de otra persona,
como mi calor consume su frío y viceversa.
Me encantan las manos calientes, y me da miedo cuando las mías carecen de ese calor,
sobre todo cuando siento mi corazón ardiendo y mis manos congeladas.
Cuando alguien tiene las manos frías me encanta calentárselas,
sintiendo su frío en las mías, como pica un poco el contraste de temperaturas,
me parece un momento sumamente cálido y acogedor,
al igual que me gusta sentir el frío de unas manos en mi cuello.
Esta segunda puerta tiene que ver con la conexión de las manos.
Al igual que adoro dar la mano, jugar con ellas y acariciarlas,
puedo sentirme sumamente incómoda dando la mano a alguien a quien no quiero dársela,
de hecho, a pesar de mi amor hacia las manos,
no soy una persona que de la mano a la gente,
pues para mi tiene un gran significado,
mientras que la persona a la que se la doy puede pensar que es un simple acto.
Sólo doy la mano a quién merece esa unión, o al menos a quién creo que puede merecerla.
Cada puerta es más intima y te acerca más al centro,
cada puerta lleva consigo un arma al que puedes acceder y con la que puedes hacerme daño,
está en ti dejar ese arma en cada puerta y no utilizarla,
o destrozar(me) todo.
La tercera puerta está entreabierta desde que accedes a la primera,
observando por la mirilla, siempre pendiente.
Esta puerta es la mente.
Simple y a la vez compleja,
todos sabemos si una persona nos gusta al prestar un poco de atención a sus palabras y a su pensar,
esta conexión es fundamental,
es la que provoca el sentimiento de querer conocer más y más a esa persona,
sentimiento de querer hablar con ella, y sobre todo escucharla.
Hay mentes que desde el primer momento son reacias a ti,
hay otras que son indiferentes,
otras te gustan más o menos,
y luego están las mentes a las que es inútil tratar de ponerlas palabras,
porque resulta imposible y no están a la altura.
Para entendernos, llamaré a éstas últimas "mentes diferentes".
Estas mentes causan un efecto en mi semejante a una droga,
son mentes que me parecen tan increíbles que tienen el poder de abrir el resto de puertas de forma mucho más sencilla que el resto de personas.
He conocido pocas mentes diferentes,
hecho que hace que sea mágico en momento en el que se cruza una en mi vida.
Las mentes diferentes consiguen establecer una unión directa con mi corazón,
antes de pasar el resto de puertas.
Siento amor hacia las personas que la poseen,
además de admiración, interés, ilusión, y cariño,
todos estos sentimientos están envueltos por miedo.
Sí, es un sentimiento negativo y reconozco que lo siento.
Siento miedo por perder a estas personas,
porque se vayan de mi vida de la misma forma que han entrado,
por idealizarlas y que no sean lo que pensaba,
siento miedo incluso porque cambien.
Y ese miedo es el que me muestra el valor que tienen esas personas.
La cuarta puerta es la boca.
En ocasiones esta puerta ha sido muy desvalorizada,
por mí y por otras personas a quienes permití su entrada.
Durante mi vida la he abierto ignorando el resto de puertas,
y como era de esperar entraron personas que cogieron el arma que la puerta escondía,
arma que se volvió en mi contra y me hizo desconfiar de todo.
Siempre he sentido fascinación por la puerta que se haya en mis labios.
La llave de esta puerta son los besos.
Con mi experiencia puedo decir que hay tantos tipos de besos como personas existen en el mundo.
Hay besos vacíos, que son simples roces de labios que no te transmiten nada,
que con el primero sientes que no necesitas más en tu vida.
Hay besos juguetones que enganchan,
son cómodos, cálidos, divertidos, e incluso excitantes,
te hacen querer más, y caer una y mil veces en esos labios,
sin embargo no te mueven por dentro.
En general suele deberse a que la puerta de la mente desconfía,
poniendo un pestillo que impide que esa persona llegue al corazón.
Estos besos te gustan mientras ambos estáis en la habitación que abren los labios,
pero al separaros sientes un gran vacío.
Estos besos tienen doble cara, parecen increíbles,
pero al no hacerte sentir, al no llegar al centro provocan un abismo que asusta.
Es como abrirte pero con un escudo, es un sí y un no, un "no me voy, pero tampoco quiero avanzar contigo".
Besos que te hacen sentir la famosa dualidad corazón-mente.
Estos besos, de verdad que destrozan, porque al sentir tanto en el momento y después nada
te hace pensar que no puedes sentir, que te es imposible, que tú eres el problema,
cuando el problema es que estás abriendo una puerta que debería estar cerrada, esperando.
Y después existen los besos que tienen lugar con las anteriores puertas abiertas,
y con el corazón entre él y tú.
Estos besos son inconfundibles,
son aquellos que sólo con rozar tu labio con el suyo sientes que todo tu ser está envuelto en ese beso.
Estos besos, aunque se dan con la boca, realmente se dan con el alma.
Estos besos, no se encuentran en cada esquina.
Estos besos te hacen sentir la esencia de la palabra amor,
te muestran porque no funcionó con otras personas,
te hacen sentir con cada recoveco de tu ser, con la mente, el corazón, el cuerpo y el alma.
Cuando das uno de estos besos, inevitablemente,
creas una unión que te supera, que te invade, creas una conexión que va más allá de ti y de él,
una unión que a veces no se puede explicar, pero sientes que existe.
Creo que nos pasamos la vida soñando con estos besos,
besos que son reflejos del amor.
Van más allá de lo carnal, son besos espirituales.
Finalmente, está la puerta del sexo,
puerta que fusiona dos cuerpos de forma física y material,
reflejo de una unión de almas.
Esta puerta puede ser utilizada por simple placer,
pero nunca llegarás al centro de mi de esta forma.
Puedes abrir esta puerta sin abrir otras,
pero si no abres todas,
te perderás en el laberinto.
Hoy en día el sexo es utilizado como un arma de diversión,
arma de doble filo que a menudo hace que nos perdamos a nosotros mismos
por haber querido dar placer a otros a través de nuestro cuerpo.
El sexo es el grado máximo de fusión con otra persona,
y a menudo se practica de forma vacía,
concediéndole el poder de hacerte insensible,
provocando que caigas en un abismo de no sentir.
Esta es mi última puerta, cinco puertas diferentes conviven en mi cuerpo,
que ha pesar de sus diferencias están totalmente conectadas unas con otras.
Cinco puertas que te hacen conocerme,
cinco puertas que te permiten herirme,
cinco fuertes puertas,
guardianas de mi corazón, de mi ser, de mi alma.
Mery Moon.