viernes, 17 de febrero de 2017

Ojo de corazón.


Te conozco,
Y mi corazón te observa,
Observa cada detalle,
Cada sentimiento que en él provocas.
Cada vez observa con más atención e interés,
Es a través de ese ojo
Como puedes entrar en mi músculo latente,
Porque los ojos son puertas,
Ellos ceden la cerradura,
Pues tú tienes la llave, en los tuyos.
Cuando el ojo de mi corazón se abre,
Todo cambia, todo es diferente,
Veo todo con otro sentir,
Supongo que se debe a tener otro ojo más activado,
Cuantos más ojos, más sentires.
A veces, ese ojo decide cerrarse,
Pues prefiere no ver,
prefiere cerrar la puerta con llave
Con la intención de proteger lo que hay detrás.
Ser la puerta principal conlleva responsabilidades.
El motivo de ese cerrar el ojo
Suele ser que, en ocasiones,
Se equivoca al mirar,
 confía y cede la su cerradura,
Dejando a entrar a alguien de llave oxidada que no mira por donde pisa,
Y que, aún sin intención,
 hiere al corazón que el ojo esconde.
Y entonces,
El ojo se cierra, y no sólo el ojo,
 sino que las manos y todas las puertas de tu ser se cierran,
Creando un laberinto de puertas con cerrojos para que nadie vuelva a llegar al centro.
Sólo aquel que decida abrir esas puertas,
preparado a que detrás de una haya otra,
pero sin la esperanza de llegar a la última,
conseguirá llegar al centro de (mi) laberinto. -Mery.

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