Nunca pensé que ser feliz sería tan fácil.
Nos meten en nuestra cabecita que necesitamos mil cosas para encontrar aquello llamado "felicidad",
el móvil de última generación, la ropa de moda, tener mil amigos, cuantos más planes mejor, mucho dinero mucho ble mucho bla. Y a pesar de que tengamos todo eso y más sentimos un eco dentro de nosotros.
Un vacío. Y quieres más y más.
Y es que es una jodida ironía que esa felicidad no provenga de fuera, sino que está dentro de ti.
Y te aseguro que eres el único que puede darle al botón de encendido.
Pero cuando lo enciendes, da igual que estés encerrado en tu casa, viviendo una pandemia, solo, sin
tu familia, amigos o tus bienes materiales, porque esa felicidad se enciende y brilla como nunca lo
había hecho.
Y entonces te sientes bien, en paz.
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