Tengo una poesía
rumiando en el alma,
tengo una poesía
que no sé de lo que habla.
Solo se que esta poesía
se revuelve en mis entrañas,
y aunque me muero por escupirla
tengo miedo de que no diga nada
Nada.
¿Eso crees que es lo que guardas?
¿Qué tus palabras pesan tan poco
que no merecen ser escuchadas?
Me pregunto
¿de dónde nace este miedo
a ser rechazada, juzgada, no aceptada?
Sentir el frío vacío de mi manada.
Hablar con voz dulce
aunque por dentro las palabras ardan.
Poner cara de inocente
cuando siento la amenaza.
La complacencia me desgarra
con cada sonrisa forzada.
Hoy me duele sentirme comparada,
ante el ego que me juzga
y me deniega la medalla.
Nunca ve adonde llego,
sino el camino que me falta.
Al mirarme en el espejo,
veo y siento mi mirada cansada.
La loba aúlla y reclama
el poder que arde dentro
y el miedo enmascara.
Se enfada.
Gruñe.
Araña.
Sabe lo que es suyo
y le duele
verme apagada.
Verme pequeñita
en una esquina de la sala.
Ver como dudo
y acabo cortándome las alas.
Estoy harta.
De ver lo bueno en los demás
mientras me cargo tanto peso en la espalda.
Quiero anclarme al presente
y valorar cada batalla,
que por pequeña que parezca,
algún día llegué a pensar,
que jamás podría ganarla.
Valorar lo que soy.
Ahora.
Sin expectativas,
ni nostalgia.
Que la vida,
es el suspiro que regalas,
mientras se va el ayer
y llega el mañana.
2 de octubre 2024
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