martes, 31 de mayo de 2022

Miedo.


 Tengo miedo,

miedo a fallar.

Miedo de que mi esfuerzo haya sido en vano,

miedo a no ser suficientemente

buena.

Miedo de  todas las cosas que no hice, 

de todos los límites que me puse,

de todo el autocontrol,

la presión, las exigencias, 

las horas sentada enfrente de una pila de apuntes.

Las horas de cansancio mental, de cohibirme,

de no permitirme hacer lo que realmente quería,

de no haber ... Vivido.


Tengo miedo 

de mi forma de ver las cosas,

de percibir la realidad y sentir 

tan intensamente todo

para bien o para mal,

de cargarme y jugar un all in,

cuando no se trataba de eso.


Un año.

Para todos pero para cada uno diferente.

Podría haber sido distinto

pero mi mente se sobrecargó hasta explotar,

Las heridas me sangran por dentro,

las dudas, inseguridades y comparaciones me comen,

el miedo a fallar.


¿Y si no alcanzo mis expectativas?

El látigo de mi culpa será mi castigo.


Pero la pregunta es ¿por qué soy así conmigo? Porque me sacrifico.

Quizá sea el miedo de no saber mi destino,

vi una luz y la seguí hasta el abismo,

y a punto de saltar me pregunto

¿Qué hubiera sido?

¿Cuál podría haber sido el otro camino?

Si este se disipa, ¿por dónde sigo?


¿No será la presión el miedo a no encontrar mi sitio?


Estoy perdida,

 niña en un cuerpo de mujer,

que anda descalza 

sobre un asfalto que quema.

Un mundo artificial

donde no encuentra la hierba,

donde no dejan vivir

porque "sobrevivir" es el lema.


Duerme mi niña, duerme.


Duerme.


Y sueña que vuelas.


30 de mayo.

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