domingo, 6 de febrero de 2022

Vacíos y reflejos.

 Érase una vez una niña 

que sentía un vacío.


Miraba la luna como

si quisiera que nunca se apagara,

escuchaba la música como

quien teme al silencio,

y agarraba el agua 

como si quisiera que 

no se resbalara

entre sus dedos.


Un día con el agua

en sus manos,

vio el reflejo 

de un ser

que le pareció mágico.


Este la abrazó,

la hizo vibrar,

y se marchó.


Ella escribía poesías al reflejo,

soñaba con volver a verlo,

coincidir.

Y nadaba y nadaba 

en busca de sentirlo

de nuevo.


Consiguió encontrarlo

después de una larga espera,

le abrazó, 

incluso intentó aferrarse a su recuerdo

pero ya no la hacía vibrar 

en la misma frecuencia;

ni ella, ni el agua, ni el reflejo

eran lo mismo.


A la niña le costó mucho admitirlo,

enterderlo y aceptarlo.

No se explicaba cómo había pasado,

sólo sentía que ese reflejo

que tanto añoraba y buscaba

ya no existía,

y aunque hubiera sido

tan real en su mente,

era solo una ilusión.


Pero solo viendo el cambio,

mirándolo a los ojos

 y rompiendo sus sueños,

fue capaz de dejarlo ir,

y solo así

pudo sentirse libre,

y el vacío desapareció.






Historia reflejada en el arte de Kellogs Loop. 
4 de Febrero